21.4.08

Un parásito en la familia

Adorada familia. Hay quién le tiene más consideración y quién menos. Depende de como te haya tratado, de como te haya ido en su seno. Podrás hablar maravillas y podrás contar lo peor sobre ella. Es tu experiencia en aquel hogar. Lugares, gentes, actos, pensamientos. Palacios, burgueses, regalos, buenas palabras. Chabolas, maltratadores, violencia, odio. Los polos opuestos de una misma definición. Primera acepción según la RAE: "Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas". No se dice cómo.

A partir de aquí algunas personas basan esta idea en el concepto de "matrimonio", en el concepto de "hijos nacidos de la unión" y en otros términos como los lazos legales o los religiosos. Y voy al grano: cada vez que puedo ver a una persona defender de forma airada a su idea de familia se me ponen los pelos de punta. Gente que no tiene el más mínimo respeto por otras personas con las que se supone debería vivir en sociedad. Abarcan ideas absurdas para sacar hacia delante lo que ell@s llaman "familia". Para este tipo de gente la familia está más bien concebida en torno a la séptima acepción que la RAE nos muestra: "Cuerpo de una orden o religión, o parte considerable de ella". Se incluye con ello a nuestro parásito de hoy, la iglesia. Ese organismo oscuro y depravado que ha originado tantas muertes y tanto sufrimiento a lo largo de la historia. Y no hablo sólo de la Edad Media. Hablo de hoy en día, de la gente que proclamando un Mesías es capaz de matar o morir por una idea divina. Por una idea inexistente que se ha creado de las no menos oscuras telarañas de la fe. El dolor provocado por la iglesia es un tema muy extenso qué quizá haya que tratar más adelante, pero ¿qué fines pueden tener aquellos grupos sociales que se amparan en dicho organismo para defender a la "familia"?. Están claros: marginar, despreciar, desacreditar, maltratar y denigrar a quienes no piensan igual. A quienes quizá la vida no les trató tan bien dentro de esa "familia", o simplemente no creen en sus hipócritas valores retrógrados e insultantes para el ser humano que tanto daño hacen a la sociedad. Soy miembro de una familia numerosa y creo que puedo definir lo que es para mi una familia. Y no atiendo a lazos de sangre, pese a que soy consciente de que estos tengan una importancia vital y sean los predominantes en muchas familias. El cariño, el respeto, la solidaridad, el trabajo común, el tiempo de ocio común, la comprensión, la empatía, la tolerancia, etc. En definitiva, la educación, esa que ayuda a poder llevar una vida en sociedad sin tener que llegar a crear ningún tipo de violencia arrogante para poder existir. Esa misma violencia verbal que derrochan esos padres de familia que no dudan en atacar a dos personas por querer llevar un hijo dentro del seno del amor y el respeto. Esos pazfóbicos, amoralérgicos, como diría Chuck. Lo proclaman pero lo detestan. Ya que sólo lo quieren en su comunidad, en su propia familia, en su entorno de mejorestar cerca de Dios. Un ser supremo al que no dudan atribuirle las mayores proezas en nombre de la hermandad. Si perteneces al círculo sagrado podrás sacar adelante a tus hijos, en cualquier otro caso eres un pecador.

Desconfiar de esta gente es lo menos que se puede hacer. Viven en una burbuja en la que sus propios contaminantes les vuelven agresivos hacia el exterior. Hacia quienes razonan y ven más allá de las profecías. Padres que pertenecen a instituciones de dudosa reputación que desprecian con sus palabras a todas aquellas familias que no comulgan con su credo, aquellas con uno o dos hijos que no ven las cosas igual, pero forman hogares más honrados y más llenos de razón que el suyo. En el fondo eso es lo que les descompone, la felicidad de esas otras familias. El hecho de que salgan adelante en un ambiente cordial sin tener que reunirse una vez al mes con otros como ellos para apoyarse mutuamente ante un mundo lleno de "discordia" fuera de su burbuja, y defender en grupito una idea que saben equivocada. Defender una familia roñosa que está impregnada en santurronería y falsedad. Esa que le ha aportado a lo largo de la historia la iglesia y han recogido siempre los hijos bastardos de la transubstanciación.

Y mientras desaparecen no quiero ver más burbujas, no quiero ver más mojigatas tirarse a los brazos de sus fieles novios, no quiero ver más hijos destrozados por el maltrato en el nombre del Padre, ni más personas marcadas de por vida por culpa de cucarachas con sotana o ancian@s beat@s malnacid@s. Las huellas de vuestro insultante fanatismo.

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