24.8.08

alimañas en la ventana

Te dispones una mañana más a desayunar. Acabas de levantarte. Alguien dejó una televisión encendida. Tu misión ahora es apagarla. Lo haces para no ver el horroroso espectáculo que te brindan los informativos. Movidos por el morbo y por su falta de escrúpulos no cesan de mostrar dolor, de buscar el interesante testimonio de víctimas (in)directas de un suceso lamentable. Quieren llantos, quieren confesiones desgarradoras sobre pérdidas humanas, quieren que todos seamos testigos de su minusvalía neuronal. Y yo quiero evitarlo. Pienso en 2714 muertos, pienso en 1167 muertos más, pienso en 6 millones de muertos y pienso en que juegan a ganarse muertes en un sólo día para montar su espectáculo vomitivo. Si alguno de vuestros arrogantes cerebritos leyese esto lo tacharía de aberración. Hablaríais del deber de informar, de vuestra labor social. Pobres desdichados, vuestro propio ego, el miedo y la atracción por las cifras os pierde. Y erráis, erráis una y otra vez.
Sólo pretendo mostraros mi desprecio una vez más. Cada vez que veo un "anuncio solidario" que brinda homenaje a las víctimas con palabras e imágenes de dolor. El mismo dolor que os deseo yo ahora a vosotros, para que sintáis ganas de olvidaros de algo trágico, de seguir adelante y unas hienas hambrientas os ataquen con ello sin compasión.
Hace meses que casi no veo vuestros falsos gestos en vuestras estúpidas caras contarme algo deformado. Y si caigo en error, estaréis ahí para recordarme donde está el botón de apagado y no alimentar más mi odio.